- futuros
- Posts
- WOM y la falacia del "cuarto operador"
WOM y la falacia del "cuarto operador"
"Nadie te da más". ¿Pero a qué costo?

Mi primer encuentro con WOM fue peculiar. Hace 9 años, me invitaron a liderar una de sus actividades de lanzamiento: la visita a Chile de Zach King, el entonces rey de los videos cortos en Vine — el predecesor de TikTok creado por Twitter. El equipo local de Novator, el fondo de inversión detrás de la compra de la entonces Nextel Chile, estaba nervioso, esperanzado en que el revuelo mediático que se generó revolucionara también el sector de las telecomunicaciones. Y, en cierta forma, lo lograron.
De la mano de Chris Bannister, el “cuarto operador” desató una guerra comercial y publicitaria sin cuartel. Los consumidores, sin duda, salieron ganando; hoy, Chile tiene el precio de acceso a banda ancha fija y móvil más bajo de Latinoamérica. Según ElectronicsHub, cada megabit por segundo (Mbps) de descarga cuesta sólo USD$0.04 a una persona usuaria chilena de Internet.
Pero la reciente quiebra de WOM en Estados Unidos nos devolvió a la realidad: la "revolución" tenía facturas vencidas. Tras una década de competencia feroz, toda la industria de telecomunicaciones chilena está en números rojos. América Móvil tuvo que inyectarle USD$600 millones a ClaroVTR para salvarla de la quiebra antes de fagocitar a la cablera de Apoquindo, y Telefónica Chile recurrió a la venta de su infraestructura fija para evitar ser vendida por su matriz.
¿Qué falló? La falacia radica en creer que la competencia a cualquier precio, literal y figurativamente, siempre es beneficiosa para el país, para la industria y los consumidores; al final sólo terminó debilitando a todos ellos, incluso al "cuarto operador". Mientras disfrutábamos de planes móviles en 5G con "gigas ilimitados" por menos de 10 dólares y la portabilidad numérica, se gestó una crisis a fuego lento. WOM, con su enfoque en crecer a corto plazo, priorizó el marketing agresivo por sobre la sostenibilidad del negocio, incumpliendo incluso compromisos adquiridos y refugiándose en recursos judiciales para incumplirle al Estado.
Una lección rápida es que se hace necesario replantear el modelo de concesiones de la SUBTEL. Sí, la competencia entre privados es sana y asegurar la entrada de capital por el uso del espectro es válido, pero esta debe ser sostenible y desarrollarse bajo un marco regulatorio que promueva tanto la inversión por parte de actores serios, la innovación y la estabilidad del sector, también protegiendo a los consumidores.
Otra es pensar fuera de la caja de la inversión privada que priorizó la SUBTEL bajo la administración Piñera. La propuesta de una telco estatal — impulsada en campaña por Gabriel Boric - cobra relevancia en este contexto: una empresa pública de telecomunicaciones con un foco a largo plazo en fortalecer la conectividad universal de más localidades, la innovación y la denominación del acceso a Internet como servicio básico podría ser un actor clave para equilibrar el mercado, garantizar precios de acceso justos y promover la digitalización del país.
“Nadie te da más” no debería tratarse solamente de conectividad a bajo precio o un estilo de vida con fines publicitarios; implica comprometerse en serio con Chile y su desarrollo. La quiebra de WOM es una oportunidad para pensar cómo construir una institucionalidad de telecomunicaciones más sólida y equitativa, no basada en promesas, sino en el beneficio de todos los chilenos.